viernes, 15 de marzo de 2013


 El frente noroccidental de Málaga durante la Guerra Civil.

         Desde los inicios del alzamiento, los efectivos militares malagueños carecen de oficiales; la mayoría de ellos se habían mostrado favorables a la sublevación y se habían escapado o se encontraban presos y el resto eran vistos con desconfianza.

         Tras la caída de Antequera en poder de las fuerzas franquistas, el 12 de agosto de 1936, el gobierno republicano de Málaga se ve obligado a establecer una línea defensiva que frene el avance de los sublevados.
         El 20 de agosto se hace cargo de Comandancia Militar de Málaga el Comandante Sabaté, que se queja al Ministro de Guerra de que carece de las reservas indispensables y dispone sólo de 1000 soldados sin armas. El Gobierno del Frente Popular enviará desde Cartagena 1000 hombres, de los que sólo llegaran a Málaga 700, sin que se sepa que ha sido de los 300 restantes. Por orden del Gobierno de 17 de agosto es creado el ejército voluntario, que en teoría debe regirse por unas normas prefijadas.
         A partir de aquí comienzan a crearse batallones de milicias, compuestos de “voluntarios”, tanto malagueños como refugiados llegados a la capital desde las localidades ocupadas.

         En la zona noroccidental de la provincia, de que pretendo ocuparme, la línea de frente quedó establecida por los accidentes geográficos que ofrecen la sierra del Torcal, la de Abdalajís, y El Chorro hasta Ardales. Más de tres mil hombres y mujeres recorrieron estos campos formando parte de algún Batallón.
         Creo que es justo recordar sus nombres, apellidos y circunstancias, para que no caigan en el olvido.

                       Tren de milicias populares saliendo de Málaga para el frente de El Chorro.


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